Indígenas, entre montañas y ríos, también corrieron con la antorcha de La Independencia
Las fotografías no pueden ser más sobrecogedoras: Las banderas en las manos, la antorcha bien agarrada, pies descalzos, una pequeña banda musical, un río de aguas claras y el fondo verde de la montaña de Talamanca.
Ese fue el marco palpitante de este 14 de setiembre en el territorio indígena Conté Burica donde festejaron las fiestas patrias y sin mirar obstáculos los indígenas se congregaron por la llegada de la llama de la libertad.
Las fotografías fueron enviadas por el Ministerio de Educación para resaltar que en cada rincón de Costa Rica se vivió el fervor patrio, mientras la Antorcha de la Independencia avanzaba hacia Cartago, luego de cruzar el viernes la frontera en Peñas Blancas.
El fervor se ha vivido en todo el recorrido de 378 kilómetros, con calles abarrotadas, los parques llenos, familias a la orilla de la vía y las banderas de Costa Rica que se levantan con orgullo.
El fuego es una muestra de libertad, fe y esperanza. Los principios que desde hace casi 60 años unieron a toda Centroamérica para esta hermosa tradición, todo con iniciativa costarricense, como lo recuerda la coordinadora de las fiestas cívicas del MEP, Anabelle Venegas.
Atrás quedó el episodio del año pasado, en el que el entonces ministro, Edgar Mora, decidió el traslado de la antorcha en helicóptero de Esparza a Cartago por la huelga de los sindicatos.
Este año cada rincón del país vibra con la llegada y nos recuerda que es una tradición viva.