Cartaginés prefiere paquetazos que a sus propios campeones juveniles
El Club Sport Cartaginés prefiere contratar «paquetazos» extranjeros y futbolistas que no se consolidaron en Alajuela, Saprissa y Heredia que darles oportunidad a los diamantes que producen sus canteras, multicampeones de liga menor.
Esos brillantes que deslumbran en los certámenes infantiles y juveniles desaparecen en primera división, desperdiciados por técnicos miopes, cobardes, argolleros (o todas las anteriores), incapaces de darles la oportunidad a los jóvenes. Caso contrario a entrenadores/formadores como Horacio Esquivel en Limón, Johnny Chaves en Santos y el propio Carlos Watson en los diferentes equipos donde ha dirigido.
Esquivel, Chaves y Watson, sin importar si sus divisiones inferiores sucumbieron ante Cartaginés en los torneos de Alto Rendimiento, sí les dan oportunidad a los canteranos limonenses, guapileños y a algunos morados. Resultado: equipos de primera división competitivos y con identidad… y que sí se clasifican a las cuadrangulares por el título.
En cambio, los amos y señores de la liga menor, los brumosos, tienen que ver cómo jugadores abiertamente enamorados de equipos rivales les quitan el campo. Ejemplos: Juan Bustos Golobio, que hasta lloró después de hacerle un gol a su amado Saprissa, y Adrián Delemos, que después de un triunfo papero en el Rosabal Cordero dijo vivir un momento “difícil” por ser él herediano de corazón.
¿Habrán visto los técnicos del CSC a Ronaldo Araya, un volante de altos quilates? De fijo él lloraría si le anotara a Saprissa, ¡pero de pura alegría! Y ni qué decir del arquerazo Luis Diego Rivas, orgullo de Pacayas y 100% blanquiazul; él sí que hubiera celebrado a carcajadas la victoria brumosa en Heredia. Es sorprendente que Cartaginés haya pagado más de 30 millones de colones por Alejandro Gómez, un arquero que Alajuela había descartado, que se jaló tantas “tortas” en el Invierno 2016 que pudo haber abierto una franquicia de hamburguesas y que, ahora, está reclamando más de 18 millones adicionales… ¡teniendo a un guardameta propio, con identidad y enorme calidad, en la mismísima cantera blanquiazul! ¡Les brinca en las narices y no lo ven!
Y podríamos seguir puesto por puesto, pero terminemos con la línea delantera. Es inconcebible que vengan los famosos paquetazos (extranjeros de paupérrimo nivel y hasta fuera de forma), TaGordas o como se llamen, teniendo en ligas menores a un prospectazo como Leandro Jiménez, poseedor de ese chip especial para sacudir mecates, goleador del Campeonato Nacional Juvenil de Alto Rendimiento. ¡No puede ser! Pero es.
El único que ha recibido la oportunidad es Cristopher Núñez, un “10” prometedor, técnico, habilidoso, con intuición para el manejo de ritmos, pero cuánto bien le haría asociarse con sus compañeros campeones en liga menor, en lugar de mejengueros del exterior y sobras de equipos de equipos grandes. Me pregunto si los directivos se habrán preguntado por qué esos jugadores no triunfaron en sus clubes de origen, ni los foráneos en sus respectivos países. De seguro no fue por “cracks”.
Pero así es el Cartaginés, el equipo que prefiere paquetazos que dan grima e hinchas declarados de otros clubes antes que a sus propios canteranos campeones… ¿Será que Javier Delgado rompe este molde?