¿Todo el mundo está contra Heredia?
Cierto o no, a los florenses les ha sentado de perlas creérselo.
Herediano me recuerda a un jugador emblemático de la NBA en la década de 1990: Reggie Miller, de los Pacers de Indiana. Los técnicos rivales les advertían a sus jugadores que, bajo ninguna circunstancia, se metieran en lo más mínimo con Miller, porque el efecto era automático: la cólera desataba en Reggie un efecto devastador en forma de triples, triples y más triples en el cesto enemigo. Procedo a explicarles mi teoría:
Es sencillo y un recurso psicológico muy válido y poderoso. Los heredianos se empoderan cuando se sienten atacados. Y si les ha servido para estar donde están, metidos entre dos gigantes (Saprissa y Alajuelense), robándoles una tajadota del queque que morados y manudos creían exclusivo para ellos, bien por ellos.
No sé si a ustedes les sucede que entre sus amigos en redes sociales tienen a muchos heredianos, y si han percibido un factor común que yo les he notado, y es que se colocan a sí mismos en una posición estoica, como si ser florense fuese una guerra contra todos los no florenses.
Que nadie los quiere, que todos van contra ellos, que todo el periodismo es «Sapri-Prensa» y/o «Liga-Prensa» y, por antonomasia, «Anti-Herediano».
Empero, lejos de un complejo de inferioridad, derrotista y lastimero, les desata, como a Reggie Miller, todo lo contrario, unas ínfulas de heroicidad que se chorrea de las graderías y consume también a cuerpo técnico y jugadores.
Fíjense, lean entre líneas. Yo detecto en mis amigos heredianos que les encanta que su equipo despierte esos supuestos sentimientos en los rivales (reales o inventados).
Eso les infunde valor, motivación, los cohesiona como grupo, los fortalece y les hace creer que van en contra de todo y de todos. Y les ha surtido un efecto positivo: El glorioso Club Sport Herediano, el equipo que nació grande, volvió por sus fueros luego de 18 años de sequía para consolidarse en el pináculo del fútbol nacional, a veces desplazado por Saprissa, otras por la Liga, otras tantas ganándoles a ambos, pero siempre peleándoles la cumbre.
¿Todo mundo está contra Heredia? No es tan así. La rivalidad más enconada de los manudos es Saprissa y la rivalidad más enconada de los morados es la Liga, pero a los florenses les sirve creerse que son ellos. Y que son tan poderosos que hicieron el «milagro» de unificar a tibaseños y rojinegros en contra de un enemigo común: el Team. Y, ojo, sí se han ganado mucho respeto de los dos gigantes, aunque éstos no lo admitan. De allí proviene gran parte de esa Fuerza Herediana que los tiene donde están.
Y, ¿saben qué? Me parece bien. Los felicito. Es un círculo virtuoso, porque entre más se quejan de la supuesta animadversión «morada-liguista», más rivales caen en la trampa, les tiran y así, sin darse cuenta, alimentan ese sentimiento de persecución que les inyecta tanta motivación. Como a Reggie Miller.
Es más, lo confieso: los admiro y hasta los envidio, amigos florenses, porque si hay algo que detesto de mi propio equipo, al que amo y adoro, es que en los rivales despierte simpatía, risas y conmiseración. !Conmiseración! Ya me encantaría que el mío fuera como el suyo, un David tumbando Goliats.