Un pequeño mundo de diferencia entre la Liga, el austero Saprissa y el enojado Cartaginés
El león ganó la 30 con una estrella herediana tapándolo todo; y ahora suma a los mejores jugadores y goleadores de Saprissa y Cartaginés.
Está tan híper reforzado, que el equipo obligadísimo a ganar el título no puede ser otro que el actual campeón.
Es tan agresiva su política de fichajes, que el cuerpo técnico no tiene excusas de ninguna índole.
Lleida le dio a Carevic lo que para el medio local es una constelación, formada por talento manudo de todas las edades y por estrellas ajenas, las más relevantes de los archirrivales… para que les duela.
Eso constituye más que un jab futbolístico, un demoledor uppercut psicológico.
Pero también les quita cierta presión a los técnicos rivales (no así a las directivas y a las gerencias deportivas, devastadas y goleadas por Lleida).
Hernán Medford puede lavarse las manos. Los manudos le quitaron al capitán y goleador, Marcel Hernández. Se puede curar en salud. Hay un equipo con muuuucho más presupuesto y, por ende, muuuuucho más obligado.
Por más que don Leo Vargas se sienta dolido y molesto, quizás hasta traicionado, hay un pequeño mundo de razones por las que Marcel prefirió ser segundón detrás de Bryan Ruiz que el número uno del CSC, ser uno más del montón de campeones rojinegros que buscar la gloria de un título 80 años después.
Bien por Lleida, que lo convenció, y por la liquidez que lo respalda. Mal por Cartaginés, que agrega a la amargura del pésimo arbitraje en la semifinal anterior un nuevo colerón: el arrebato de su estrella.
Walter Centeno también puede jugar de Pilato: Horizonte Morado se dejó quitar al más polifuncional y efectivo jugador del país del medio hacia el frente, Johan Venegas.
Aferrada a la cautela, su directiva se apega a un presupuesto. Trae dos viejos conocidos de la casa, Bolaños y Ariel, que han salido y vuelto tan frecuentemente, que ya ni se sienten como refuerzos. Y, encima, vienen de discretos papeles en Noruega y Vietnam.
Y ni hablar de Fernando Palomeque, recién llegado, sin contrataciones sonadas y al frente de un Herediano en pleno recambio generacional, que parece concentrar sus inversiones en el nuevo estadio.
Alajuela a todo eso le saca provecho.
Dicen que “nadie sabe para quién trabaja”… Y el mejor portero del país es el de Liga Deportiva Alajuelense, Leonel Moreira, el ser humano que más ataja en Costa Rica y extraído de las canteras heredianas (Keylor Navas es extraterrestre).
Otro golpe maestro: la traída del ídolo más ídolo del liguismo, y el ser humano más sobresaliente del país jugando fútbol, Bryan Ruiz (Keylor es extraterrestre).
Bryan es el capitán que LDA necesitaba para desinflar egos hinchados y conducir a los leoncitos por la senda correcta.
El pequeño gran mundo de diferencia no sólo es económico, sino estratégico, porque Alajuelense supo 1) cuándo traer a Moreira sabiendo que no tenía cupo en Heredia; 2) aprovechar el cortocircuito en las negociaciones Venegas-Saprissa y 3) endulzarle el oído a Marcel, a pesar de los esfuerzos de don Leo.
Y cuando hay cabeza y recursos, todo fluye mejor.