Lo que tantos esperaban. Lo que por tanto tiempo se preparó. Lo que muchos se imaginaban.
Cada uno tiene su historia personal, su vivencia, sus motivos. Pero en medio de miles de personas apostadas a un lado de las calles panameñas, un hombre de paz llegó y bendijo a la multitud.
Con una sonrisa, y con una señal de la cruz sobre su frente, el Papa Francisco subió al Papa Móvil que le esperaba en la vía España, en el centro de la ciudad.
¡Nadie cabía de la emoción! Celulares afuera, gritos, cantos, lágrimas… Sí, también lágrimas.. Esas lágrimas que no se pueden contener.
Con su sotana blanca, su cruz de metal colgando desde su cuello, sus humildes zapatillas negras, y su visible anillo del pescador, el Sumo Pontífice dirigió su mirada al frente, saludó y bendijo.
Todo pasó a escasos dos metros de nosotros. No más que eso. Duró tres minutos el cambio del vehículo cerrado, al abierto. Tres minutos que valen todo.
A partir de ahí, comenzó su recorrido. No sin antes recibir desde el público una bandera de Ecuador. Un joven de 16 años estalló en llanto.
Así tocó suelo panameño el máximo líder de la Iglesia Católica, el sucesor de Pedro, el Santo Padre.
Noticias Columbia captó y narró para nuestras plataformas el momento de su llegada.
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En medio de un sol radiante de atardecer, el cielo azul, y las banderas multicolores, el Papa Francisco siguió su camino.
Panamá tiene nuevo huésped. No es cualquiera. Ahora dormirá en la Nunciatura Apostólica, mientras los jóvenes del mundo esperan por un encuentro con él este jueves.
