Análisis: Cómo el jeque Nasser Al-Khelaifi le torció el brazo a Florentino Pérez
Es el «enfant» nacido en París, el campeón mundial sobre el que el PSG quiere cimentar su proyecto, la pieza indispensable del tridente con Leo Messi y Neymar. El catarí Nasser Al-Khelaifi se ha mantenido firme y ha ganado un nuevo pulso a los grandes de Europa: Kylian Mbappé no irá al Real Madrid y seguirá en París, por más que le moleste a Florentino Pérez, presidente de los merengues.
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El presidente del París Saint-Germain resistió a las presiones, del propio club merengue y de Mbappé, y descartó las diferentes ofertas formuladas por Florentino Pérez: hasta 200 millones de euros por un jugador cuyo contrato acaba en solo 10 meses.
«Nunca lo venderemos», decía tajante el catarí Al-Khelaifi en junio, cuando se rumoreaba la ofensiva del Real Madrid. Mbappé, de 22 años, seguía sin renovar con el PSG.
Y se salió con la suya, por más que el artífice de lo «Galácticos» del Real Madrid, Florentino Pérez, soñaba con una nueva era de estrellas enfundadas de blanco.
Al-Khelaifi, un allegado del emir de Catar, Tamim bin Hamad al Thani, no había dejado salir a ninguna de sus estrellas cuando estaban en su esplendor. Marco Verratti en 2017 o Neymar en 2019, ambos con ansías de ir al Barcelona, se llevaron un rotundo portazo.
Las grandes figuras que se han ido en la última década del PSG bajo control catarí lo han hecho con el acuerdo tácito del club. Zlatan Ibrahimovic, Thiago Silva, David Luiz o Edinson Cavani. Todos ellos rebasando la treintena después de haber dado lo mejor de sus carreras.
Mbappé, con 22 años, no se podía marchar en su esplendor, más aún teniendo en cuenta que en menos de un año y medio hay mundial de fútbol en Catar. Y el PSG, el mejor embajador de este pequeño y rico país del Golfo Pérsico, no podía verse disminuido en su poderío.
Con el ansia de ganar la Liga de Campeones, Al-Khelaifi ha gastado más de 1.400 millones de euros desde que un fondo soberano catarí comprase el club en 2011. Entre ellos, 222 millones para fichar a Neymar al Barcelona y 180 millones por el propio Mbappé, procedente del Mónaco.
El dirigente también atrajo a leyendas en fin de contrato ofreciendo jugosos salarios: Sergio Ramos y Leo Messi, capitanes del Real Madrid y el Barcelona, respectivamente, desembarcaron en el Parque de los Príncipes este movido verano.
UN «ENFANT DE PARIS»
La pérdida de Mbappé hubiese sido un duro golpe tanto deportiva como simbólicamente. Con 22 años, el campeón del mundo de 2018 es de los pocos parisinos de la primera plantilla.
En un club con un 66 % de jugadores extranjeros, contar con Mbappé, un chico nacido en Bondy, en la periferia obrera de París, es una manera de crear una identificación con el hincha local, el que va al estadio todas las semanas.
«Es un chico de París», repite Al-Khelaifi, cada vez que hablaba de la importancia estratégica del delantero.
No ha sido tarea sencilla retenerlo. En 2021 tensó la cuerda. Mientras Neymar renovaba hasta 2025, Mbappé decía no tener prisa. A final de temporada, en los micrófonos de Canal+, dijo que buscaba un club con un «proyecto sólido».
«Quiero tener la sensación de que el equipo en el que juego puede hacer cosas grandes», lanzó. En sus cuatro temporadas en París, no ganó la Champions, aunque estuvo cerca en la final que el PSG perdió ante el Bayern de Múnich en 2020.
Al-Khelaifi reaccionó al mensaje montando un equipo de ensueño, con los fichajes de Messi, Ramos, Achraf, Donnarumma y Wijnaldum, con los que reforzó el equipo en todas sus líneas.
«Mbappé no tiene ninguna excusa para no quedarse ahora», desafió el dirigente catar el día que presentó a Messi.
En agosto, le ofrecieron un contrato hasta 2026 a cambio de 25 millones de euros limpios, el tercer mejor salario, solo detrás de Messi y Neymar. No lo aceptó.
En el primer encuentro de Liga el pasado 14 de agosto, Mbappé fue pitado por los ultras del PSG. La actitud del jugador, que demoró especialmente en dar la bienvenida a Messi, incomodaba a los hinchas.
El viernes 27 los medios franceses lo veían más fuera que dentro de París. Dos días antes, el director deportivo, el brasileño Leonardo, admitía la posibilidad de dejar salir a su jugador insignia.
Mientras el PSG pedía más dinero, Mbappé no se inmutaba. Seguía brillando en el campo. Tres goles y dos asistencias en las cuatro victorias parisinas en Liga.
La última, este domingo 29 de agosto en Reims, en el debut de Messi. Hizo dos goles, que celebró, y eclipsó a la estrella argentina, con la que coincidió en el campo apenas 25 minutos.
Quedaba claro que Mbappé no iba a boicotear a su club. El Real Madrid tendrá que esperar tiempos más propicios.
Mientras, las altas esferas de Catar se frotaban las manos. Un familiar del Emir muy activo en las redes, Khalifah Bin Hamad Al Thani, adelantaba que el PSG intentará renovar con Mbappé al menos hasta 2025.