Daniel Casas: «Ellos (los árbitros) se van felices por el Zurquí, riéndose, y no saben el daño que han hecho»
«Hay algunos (árbitros) que pueden ser mis nietos y yo tengo que soportarlos porque tienen un silbato», afirma Casas, quien despotricó contra los silbateros luego de la caída de 1 por 7 de Limón frente a Guadalupe.
Explotó Daniel Casas. El entrenador de Limón criticó con dureza la labor del central del cotejo, Geiner Zúñiga, afirmó que en Costa Rica muchas veces dirige el cuarto árbitro e insistió en que las dos expulsiones (a Kevin Cunningham y JeMark Hernández) fueron muy drásticas.
El estratega charrúa despotricó contra el arbitraje luego de la estrepitosa caída de 1 por 7 frente a Guadalupe, la mayor goleada de la campaña.
Amenaza tempranera. «Es casi imposible analizar un partido con las cosas que sucedieron. Felicitar al rival que aprovechó la oportunidad de que nos dejaran con nueve hombres tan temprano».
«No puedo hablar mucho porque aquí uno no tiene defensa, los del silbato van a decir lo que quieran, pero yo le puedo decir que a los cinco minutos ya me habían amenazado de que me iban a expulsar».
Un juicio con solo una parte. «Una vez dijo Matías Almeyda (entrenador argentino) que la gente que pita manda equipos al descenso y echa técnicos. Ellos ahora se van felices por el Zurquí, riéndose, y no saben el daño que han hecho. No tengo defensa, todo lo que ellos digan lo van a creer. Es el único juicio en que hay solo una parte y eso es muy grave».
Cuarto árbitro manda. «Lo que pasó es muy grave, desde que empezó el partido hubo cuatro faltas a Andrey Francis y ninguna la pitó. Lo único que hacía yo era reclamar. Otro tema que está pasando es que ponen gente con un silbato a pitar partidos, pero al final pita el cuarto árbitro».
«Si el cuarto tiene más experiencia que el que está adentro, le dice lo que tiene que hacer, pero si yo hablo aquí y digo lo que verdaderamente hay que decir, ya saben lo que pasa».
‘Fue un desastre’. «No puedo analizar un partido así, si analizo los primeros 15 minutos, en que mi equipo estaba jugando un partido maravilloso con 11 hombres, en que parecía que íbamos a golear porque entrábamos por todo lado, y luego aparece un hombre con un pito y empieza a hacer desastres».
«Es tan incompetente y lo hacen sentir tan mal a uno. Hay algunos (árbitros) que pueden ser mis nietos y yo tengo que soportarlos porque tienen un silbato».
