Fútbol Nacional

El relato de un arrendatario de sodas en 3 estadios diferentes

Gerardo Chavarría tiene sodas en el Rosabal Cordero, en el Morera Soto y el Coyella Fonseca.

“Si no nos morimos de esta pandemia, nos vamos a morir de hambre o por algún antisocial que nos mate por buscar la comida”.

Así reaccionó Gerardo Chavarría, un arrendatario de 3 sodas ligas al fútbol de primera división: el Coyella Fonseca, el Morera Soto y el Rosabal Cordero.

Olvidados el resto de la semana.  En la mente de los compradores de alimentos pasan inadvertidos. Estos comerciantes cumplen una función social importantísima.  Alimentar a miles de aficionados y tener ingresos para sus familias mediante el negocio que genera el fútbol en los estadios.

Más de 1.500 familias viven en forma directa de este deporte y otras 1.000 más, lo hacen de manera indirecta.  Si se multiplica por tres cada familia, estamos hablando de alrededor de 7.500 seres humanos los que se benefician, gracias a que rueda el balón en forma federada en las canchas del país.

Pero la suspensión del campeonato de primera división por motivos de la pandemia del COVID-19, tiene “quebradas” a muchas familias quienes vivían de las ventas de alimentos en los “stands” de los estadios.

“Dependemos de la actividad. Tenemos sodas en el Rosabal Cordero, en el Coyella Fonseca y en el Morera Soto. Le digo que la pérdida de nosotros mensual ronda los dos millones de colones”, manifestó en Columbia el arrendatario de locales comerciales Gerardo Chavarría.

“No solo somos perjudicados mi familia, si no, también, de esa actividad dependen 14 personas, que cada una significa un núcleo familiar de tres personas promedio por casa. Con respecto a que la actividad se juegue a puerta cerrada y nos liquida”, detalló Chavarría.

Es un asunto de causa y efecto.  La necesidad de detener las actividades cotidianas de labores por culpa de la pandemia, genera grandes pérdidas económicas a todos los empresarios, comerciantes y emprendedores, y por supuesto, la crisis económica recae en mayor grado en las familias del menores recursos económicos, como es el caso de los vendedores de alimentos en los estadios.

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