En nuestras contrataciones no ha mediado intervención alguna de ninguno de nuestros aliados comerciales
Recojo la incomodidad que el titular de la crónica publicada en la página de Radio Columbia, titulada “Un pequeño mundo de diferencia entre la Liga, el austero Saprissa y el enojado Cartaginés”, ha provocado en la Junta Directiva de Liga Deportiva Alajuelense, a la que yo pertenezco.
Aunque el estilo es antiguo y, no por eso, deja de ser audaz, el juego de utilizar palabras homógrafas que permiten darle ambivalencia al sentido de una frase para escaparse de una especie ofensiva, no siempre es convincente como en este caso.
La homografía (y consecuente “homofonía”) entre sus palabras “pequeño mundo” y la razón social de una empresa perteneciente a un estimado compañero directivo es evidente. Contextualmente, sobre dicha empresa las personas poco informadas (o que no se han querido informar a propósito) han tejido “leyendas urbanas” para escandalizar un normal lazo comercial y de cooperación que nada tiene de particular y que es absolutamente usual tanto en el mundo empresarial como en el mismo futbol. Sin embargo, lo han querido escandalizar para estigmatizarlo muy injustamente.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, tal habilidad periodística no logra el cometido de convencer de que, en tal ambivalencia, la oración se decanta por una intención sana, sino que, todo lo contrario, tras de ella se escuda otra intención que es la de transmitir con malicia, otro mensaje. En este caso, no hay reproche mayor en cuanto al contenido de su artículo, pero su titular adrede redirige el entendimiento del lector a creer o sentir que en la contratación de nuestros refuerzos, ha mediado intervención, apoyo o patrocinio de “Pequeño Mundo” (la empresa). Negar eso es forzar una apariencia de inocencia que claramente no existe en un medio y en un periodista de tanta experiencia como lo es usted, don Eduardo Baldares.
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Incluso, en el contenido del artículo, usted hace esta mención: “Aferrada a la cautela, su directiva se apega a un presupuesto”, refiriéndose a “Horizonte Morado”. No tengo por qué dudar de su veracidad. Pero omite mencionar que nuestra Junta Directiva, igualmente, actúa con la misma cautela y apegada a un presupuesto. ¿Por qué? Si no solo sería veraz sino justo que nos incluya.
No soy quien para expresarle a usted la necesidad de que el periodismo y su correlativa información, deba de ser sano, transparente, sin opacidad, sin salpicaduras de alentar prejuicios. El interés, simpatía o antipatía de quien lo produce, no debe de permear jamás una información. La credibilidad, que es la moneda del periodista, deja de ser un valor si se convierte en un arma para lanzar especies al aire sin sustento o que falsean una realidad. En más de CINCO MIL artículos que escribí durante 23 años en un medio nacional, jamás utilicé un titular para hacer resbalar el entendimiento de la gente. El arte de escribir lleva gracia, fisga, ironía, pero nunca utilicé un doble sentido para descarrilar una verdad o levantar suspicacias si tan siquiera sospechaba que eran suspicacias falsas.
En las contrataciones que hemos realizado NO ha mediado, ni de lejos, intervención alguna de ninguno de nuestros aliados comerciales, aunque tampoco nos deshonraría. Pero no es así. Por eso no podemos aceptar que, ni como broma, se intente desnaturalizar un trabajo de “cautela” financiera (como parece que usted sí lo sabe apreciar en otros clubes) y de uso de nuestros recursos y estrategias propias. Un titular que tiende a creer otra cosa, no honra con el valor de la veracidad una información, como lo merece su acreditada historia profesional y el prestigio del medio que usted representa, al que yo he pertenecido y hago gala de siempre haberlo hecho con total respeto a la empresa y a sus oyentes.
Deseo dejar, de la manera más respetuosa, nuestro desagrado. Cuando usted tenga interés en algún tema, estamos a sus órdenes para colaborar para que la información (y su titular), se apegue a la verdad. Yo mismo me pongo a sus órdenes.