Baldazos
La final bajo la lupa: Dentro y fuera de la cancha

Dicen que en la guerra y el amor todo se vale. En fútbol, no todo… Pero sí lo que permite el reglamento.
Programación del martes a las 8.05
Programación del martes a las 8.05
En ese sentido, Herediano se acoge al reglamento y programa el partido de ida de la final el martes, solo 50 horas después de finalizado el extenuante choque del Saprissa ante la Liga. Si eso le sirve para hallar a una “S” desgastada, disminuida físicamente, el Team está en su derecho.
Que parezca feo o que enfurezca a los rivales al Herediano lo tiene sin cuidado. Es más, le vale un rábano. Lo que le sirva para ser campeón y sea legal, lo usará y punto. E incluso si el reglamento hubiese estipulado que la última fecha se jugaran los partidos simultáneamente, igual el Team habría alineado un 11 alternativo, para cuidar a sus estelares de un desgaste innecesario.
Terror al arbitraje… ¿es justificado?
Sí. De los dos lados. En Heredia, Jerry Bengtson no golpeó a Leonardo González, pero éste último cayó como fulminado por un uppercut. El partido, que era parejo, se desniveló y al final el Team se impuso, 1 a 0, con un hombre de más todo el segundo tiempo. Aunque no se sabe qué habría pasado 11 contra 11, es válido pensar que el Saprissa habría tenido más argumentos.
En Tibás, al Herediano Ariel Rodríguez le clavó un gol que debió ser invalidado, por evidente posición prohibido. Acá vale la pena reconocer que el terror del Team al arbitraje es más que válido, porque una y otra vez, en partidos decisivos disputados contra Saprissa en la llamada “Cueva del Monstruo”, los rojiamarillos han sido seriamente perjudicados (la bola que nunca entró, pero que fue concedida como gol por Christian Foster; el penal no pitado por Keylor Herrra, los dos penales no pitados por Walter Quesada; el gol anulado al “Mambo” Núñez).
Vladimir vs. Jafet
Más parejos, imposible. En fase de clasificación, Herediano le sacó un punto al Saprissa y en la cuadrangular fue a la inversa.
Jafet Soto cuenta con preparación académica en México, colmillos afilados en dos finales anteriores y practica juego psicológico fuera de la cancha, emitiendo criterios “candentes” como tratando de distraer la atención sobre sí mismo, procurando liberar a sus pupilos.
Vladimir Quesada, por su parte, no ha necesitado de Licencia A para demostrar que sí sabe. La forma cómo ha recompuesto su esquema ante las bajas es digna de reconocer. Su estilo es diplomático, alejado de las polémicas, al igual que el de su asistente y quien da la cara en conferencias de prensa, Víctor Cordero.
En recta final, ambos optaron por un 4-4-2 muy similar. Del medio hacia arriba, los dos tienen un contención posicional de buen pase y remate letal (Barrantes y Azofeifa), un mixto de ida y vuelta, con características ofensivas (Torres más técnico, Granados más físico). Saprissa usa volantes abiertos (Bengtson o Venegas-Colindres) y el Herediano un todo terreno que cubre todo el ancho (Cruz), que puede ser complementado por una especie de clon (Sánchez, Marín o Arellano) o bien por un “10” más creativo (Estrada). Adelante, los dos están usando doble punta (Ramírez-Ariel vs. Yendrick- Arrieta).
Línea por línea
Comparando las líneas, Moreira supera a Briceño y en zaga dependerá de la recuperación de los lesionados en Herediano (con Ordain, Salazar, Brown y Díaz, el Team luce más sólido que el cuarteto Salinas, Moura, Medina, Hernández, no así si tienen que jugar Quirós, Vargas y Medina).
Granados y Azofeifa garantizan mucha recuperación, pero Barrantes y Torres compensan con el gran momento de este último en creatividad desde atrás y, encima, está aportando asistencias y goles; pulso parejísimo y clave.
Arriba, no es un secreto que se encendieron Ariel y Ramírez en el momento justo, mientras que Herediano ocupa que Yendrick seque su pólvora, complementado por Arrieta.
En síntesis, el Team ofrece una mejor zaga (si recupera lesionados), en contenciones están “taco a taco” y en ataque el Saprissa parece más potente.
Señoras, señores: La mesa está servida. Ojalá se dispute una gran final y que gane el mejor, sin mediación de errores arbitrales.