¿La forma o el resultado? El resultado, ¡pero ojo, Popeye!
El “Popeye” se salió con la suya. Jugando regular, mal, pésimo o peor que eso, se salió con la suya. La sub20 se clasificó a la llave de los 16 mejores del mundial, lo cual es un éxito, ¿cómo negarlo? Pero que eso no nuble el necesario análisis de cómo se logró.
A la postre, ese resultado, que es bueno, pesará más que la forma. Aquella eliminatoria sufrida, aquel premundial disputado en Costa Rica, donde logró el cuarto boleto de milagro, dejando los pelos en el alambre, jugando un fútbol arcaico, de excesivo pase horizontal o hacia atrás, con escasa profundidad, pasó a segundo plano.
Pesó más el resultado y el poco tiempo que faltaba para el mundial en Corea del Sur. Por eso, la Federación Costarricense de Fútbol optó por darle continuidad a Marcelo Hugo Herrera al mando de la selección (decisión acertada a final de cuentas).
El argentino hizo algunos ajustes en la convocatoria final, entre ellos la inclusión del americanista Gerson Torres y el brumoso Cristopher Núñez, y, ya de cara a la competencia, también modificó el planteamiento, con jugadores ubicados en nuevas posiciones. Hay que reconocer que mejoró en zaga y portería, pero, ¿del medio hacia arriba, su talón de Aquiles? ¡Casi nada!
El mismo pasabola insulso, falta de llegadas al área rival con peligro y escasez de tiros al arco, se vio contra Irán (derrota 0-1) y Portugal (empate a uno), y todo hacía presagiar que se cumplirían los pronósticos de fracaso contra Zambia, el mejor del Grupo C, que había despachado a lusos y asiáticos en sus cotejos anteriores.
Pero no ocurrió así. ¡Por dicha! Pero, ojo, futbolísticamente no cambió demasiado. Los africanos dominaron, tuvieron casi un 60% la posesión de la bola, hicieron 21 remates y 11 de ellos directos a puerta, incluidos postes e increíbles paradones del portero tico, Adonis Pineda (acierto de Herrera alinearlo en lugar del nervioso Mario Sequeira, titular en la eliminatoria). La Sele hizo 12 disparos y solo cuatro directos, y atención al detalle: dos de ellos fueron en la jugada del gol de la victoria, cuando a Justin Daly le rechazaron un penal, pero le quedó el rebote para el 1 a 0 definitivo.
Excelente, se clasificó como mejor tercero. Sufriendo y sudando océanos (recuérdese el gol anulado a Zambia sobre el final gracias al uso de la tecnología, que detectó un fuera de lugar que no se veía a primera vista). Y ojalá que le vaya muy bien en cuartos de final y que siga avanzando y avanzando. Amén.
Pero que eso no nos nuble la vista, cegándonos al análisis necesario del “cómo”. La forma de juego no ha sido convincente. El resultado, sí.