Mecenas de atletas sobrevive a balazo a quemarropa, apuntándole al corazón
«Soy fiel creyente de Dios y nunca me ha faltado. Estoy agradecido. Me pegaron un balazo en 2004, a un metro de distancia y estoy aquí».
El conmovedor relato del exatleta y empresario Víctor López dejó a los panelistas del programa cómico El Triciclo con la risa congelada, impresionados.
Fue en un robo a su casa de habitación. «Estaba dormido, me desperté y me dispararon, me apuntaron aquí, al pecho», dijo señalándose el corazón. «A esa distancia, era imposible que fallaran».
López dijo que no fue la primera adversidad que enfrentó en la vida, puesto que al año y cuatro meses de edad fue abandonado por su propia mamá, por lo que su crianza corrió por cuenta de su padre.
En aquellos tiempos en un diminuto pueblito en el interior de Nicoya fue que forjó su temple laboral, al trabajar en tareas como ordeño de vacas, cosecha de arroz, limpieza de baños y pesca, entre otras. «Iba con los ruedos mojados al colegio».
«Era un cacerío como de 30 casitas y, de ellas, como 29 y media eran de familiares míos», contó risueño, con mirada melancólica.
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Fue por ello que decidió contar su vida en el libro «No te sueltes de la mano».
Sin falsas modestias, confesó que se siente muy bien consigo mismo. «Me enorgullece mucho saber lo que he logrado, sabiendo por lo que he pasado», manifestó el dueño de la tiendas de implementos para atletismo Runners, de la organizadora de carreras Global Sport X Group y, encima, benefactor de atletas.
Además del apoyo a muchísimos atletas con calzado y ropa deportiva, también ha ido más allá. Se mostró particularmente conmovido con los hermanos Joseph y Bob Colville.
«Uno es campeón y tiene el récord de 100 metros (Bob, marca vigente desde 2014). El otro estudia en Puerto Rico. En su momento, yo les dije que consiguieran una beca a como fuera, la consiguieron, pero me dijeron que no tenía cómo irse a Estados Unidos; entonces, a como pude les conseguí los tiquetes, fiados, pero les dije que no volvieran hasta que fueran profesionales y así lo hicieron. Estoy muy orgulloso de ellos».
Don Víctor fue un buen atleta, que en sus tiempos se mantuvo en el top10 nacional, pero dijo que su mala suerte fue lidiar con figurones como Rafael Ángel Pérez, Ronald Lanzoni y Orlando Mora, entre otros.
Pudo haber sido futbolista, en su escuelita rural le decían «la estrellita», pero un par de fracturas y la falta de estímulos económicos de hace cuatro décadas truncaron su carrera, por lo que se dedicó a correr, a estudiar y, posteriormente, con $500 que se ganó, invirtió en unas cuantas tenis para vender en la esquinilla de un gimnasio…
Hoy es el dueño de la cadena de tiendas Runners.