Un pedazo del Muro de Berlín en Costa Rica. Una historia, 30 años después
Este sábado, cuando se cumplen 30 años de la caída del Muro de Berlín, eche una mirada al interior de la Casa Amarilla en San José. Detrás, solitario, sin mayores señas, hay un pedazo de ese muro que fue símbolo de represión. Y que ese 9 de noviembre de 1989 se derrumbó tras formar parte del rostro de la frontera interalemana desde 1961.
Los historiadores lo consideran como uno de los episodios más extraordinarios de la historia moderna. Ese pedazo de cemento, como una lámina gruesa de historia, fue testigo de la humillación humana, reflejado entre la libertad y lo otro que puede tener cualquier adjetivo.
El muro tiene por un lado graffitis con explosiones de queja. Y por el otro lado, nada, silencio de los que tuvieron que guardar silencio. Así lo destaca el ex embajador de Costa Rica en Alemania, José Juaquin Chaverry, el hombre encargado de traer ese pedazo de muro a Costa Rica.
Recordó en entrevista con Noticias Columbia que el entonces ministro de exteriores alemán le ofreció esa pieza para hacer homenaje a Costa Rica. Luego vino el proceso para traerlo al país en barco.
Foto de BBC tomada del blog www.viajeinterminable.com
La BBC, en un trabajo especial sobre esos pedazos de muro por el mundo hace esta referencia de Costa Rica:
“Durante mucho tiempo, la mejor palabra para describir el estado del segmento de Muro que se encuentra en San José de Costa Rica es «abandono». El monumento, que está ubicado detrás de la Cancillería, fue donado por el gobierno alemán en 1994. Sin embargo, a pesar de la pompa con que fue inaugurado en ese año, el lugar deja mucho que desear. «La pieza, de tres metros de alto y uno de ancho, está colocada en medio de una fuente vacía, sin ninguna distinción visible», escribió el periodista de La Nación Alonso Mata Blanco en 2014, cuando se conmemoraron los 25 años de la caída del Muro de Berlín.
Sin embargo, el gobierno costarricense ha asumido la labor de mejoras del monumento y el lugar se muestra actualmente como un renovado espacio donde el fragmento de cemento está ubicado en un sitio privilegiado.
Fue un error
La caída del Muro de Berlín fue fruto de un error. Las manifestaciones crecían en la Alemania Oriental exigiendo libertad. El comité central del partido comunista permitió una apertura gradual y controlada.
Pero la fiesta de primavera iba a desbordar los cálculos pues el vocero del gobierno de Alemania Oriental, Guenter Schabowski, dijo que los viajes al exterior serían permitidos con efecto inmediato, al responder a un periodista esta pregunta:
–¿Cuándo caerá el muro?
El muro, esa noche helada, comenzó a caer para siempre. El tremendo lapsus de Schabowski fue aprovechado por decenas de personas que comenzaron a derribar el muro con martillos o lo que tuvieran a mano.
Es que la idea era autorizar a partir del 10 de noviembre, es decir al día siguiente. El muro con toda su historia oprobiosa se derrumbó. Y sus pedazos comenzaron a viajar por el mundo.
De hecho hay un libro de la escritora Anna Kaminsky. Se llama «Dónde están los restos del Muro de Berlín«. Ella le contó a BBC que “apenas unos pocos días después de la caída del Muro ya había ofertas del extranjero e interés manifiesto en comprarlo, al menos los segmentos pintados».
¿Por qué el muro?
Los soviéticos que dominaban el bloque este defendían su estructura alegando que era “para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un Estado socialista en Alemania del Este”.
Emopujados por el crecimiento económico del Berlín occidental, más de 3 millones de alemanes orientales huyeron de República Democrática Alemana. No se conoce un número exacta de personas que perdieron su vida intentaron traspasar la frontera a través del muro. Del lado oriental era controlado por militares que no dudaban en disparar a aquellos que intentaban cruzar sin permiso.
Otros países…
Uruguay, Argentina, Bolivia, Chile, Guatemala, Costa Rica y México son algunos país que tienen este tipo de recuerdos históricos.
Empresas como Limex, vendieron partes del muro. El país que se quedó con la mayor cantidad de pedazos fue Estados Unidos. En ese país, en 57 ciudades, incluidas Nueva York, Los Ángeles y Washington, hay partes de es historia