Uvas con sabor a Pura Vida para los buenos deseos de año nuevo

Encender candelas de colores, guardar una rama de Santa Lucía en la billetera o bolso, usar ropa de color rojo el 31 de diciembre y amarilla el primero de enero, dar vuelta al barrio con una maleta y comer 12 uvas son los rituales más conocidos por los costarricenses para despedir un año y recibir otro.
Este último es el más conocido y el segundo más practicado por los costarricenses.
El dato fue recopilado por la encuesta Actualidades de estudiantes de Estadística de la Universidad de Costa Rica en 2017.
El dato motiva la pregunta: ¿Produce Costa Rica uvas o todas son importadas?
La respuesta es que las uvas sí crecen en suelo nacional, tras un interesante proceso de trabajo y adaptación realizado por algunos visionarios.
Iván Badilla es un ejemplo. Tiene 18 años de cumplir una labor que considera titánica y aún desconocida en el medio.
Su emprendimiento se llama Viñedo Espavey, queda en Chirraca de Acosta, a una hora con 15 minutos de San José, una altitud de 1030 metros en su parte más alta y es exitoso tras muchos años de prueba y error.
Pero lejos ese primer resultado fue en realidad un primer problema para don Iván.
Después de 2010 y tras vender una buena cosecha con calidad, sabor, aroma y fragancia, llegó la idea de dar valor agregado a las uvas.
Tras este proceso que se trabaja de manera natural, sin mezclas, colorantes, sin preservantes, sulfitos o azufre, vino el trabajo para la consolidación del proyecto. Don Iván dice que el camino no ha sido sencillo pero sí interesante.
Después toman el tamaño de un frijol, garbanzos, sazonan y toman color verde intenso , verde amarillento hasta que llegan al envero o maduración con una gama aún mayor de colores.
El productor lamenta la ausencia de políticas públicas que apoyen el desarrollo de viñedos, lo cual hace que el futuro de este negocio sea incierto.
En cuanto a las diferencias entre las uvas nacionales y las importadas, la que viene del extranjeros es principalmente para la mesa, para comer como fruto, mientras que la local es para producir vinos.
Para don Iván, lo ideal es cosechar uvas con un grado brix o cantidad de azúcar de entre 22 y 24. Se trata de una uva con menos líquido pero con más color, aroma, sabor y fragancia que da vinos de más calidad.
En Costa Rica, hay plantas que dan hasta 12 kilos en una sola cosecha, sembradas en filas y de manera vertical, a dos metros de distancia entre calles y 1.5 metros entre plantas.
Las plantas demandan mucha luz y no toleran los excesos de humedad.
En una región cálida como Acosta, hay dos cosechas de uvas al año a pesar de las desventajas climáticas sobre algunos países de Europa y el sur de América.
Se producen en la región al menos cinco variedades de uva.
Esta labor puede generar hasta 20 empleos por hectárea sembrada.
Es así como don Iván Badilla dice que si volviera a nacer se dedicaría a lo mismo, a sembrar uvas y en el mismo lugar.
A nosotros, lo que nos queda después de escucharlo es el dulce sabor de que en el país sí se producen uvas y la satisfacción de que con suerte usted dice ¡salud! esta noche con un vino nacional, con sabor a Pura Vida o da los buenos deseos a familiares y amigos con uvas 100% costarricenses.