Warner Rojas confiesa sus intimidades del ascenso al Everest
El costarricense escaló el punto más alto del mundo en 2012.
Años de preparación que se pudieron esfumar en un instante. El punto más alto del planeta, los 8.848 metros sobre el nivel del mar, conquistado por un tico convertido en gigante. Hazaña histórica que requirió de mucha estrategia, valor, coraje y amor por la patria que representó con honor.
En la siguiente entrevista, Warner Rojas se sincera y cuenta los detalles privados del ser humano, por ejemplo, de cómo hacen los escaladores para defecar con fríos tan extremos, donde ni siquiera se pueden quitar los guantes más de diez minutos, porque podrían sufrir lesiones irreversibles en sus dedos y manos como gangrenas y hasta amputaciones.
¿Cómo hacen con la alimentación, llevan la comida o la adquieren cerca de las zonas de ascenso?
Generalmente una parte de la comida la llevamos desde aquí y otra parte la adquirimos allá. No jalamos tanto alimento por aquello de no dejar daños con la “huella ecológica”.
“En el caso de Nepal es comida con base en arroz, lentejas, huevos, parecido a aquí. Cuando estamos en la escalada lo que usamos mucho son sopas, pastas, cosas que sean fáciles de preparar y que no pesen”.
¿Qué tipo de ropa utilizan?
Se utiliza ropa térmica en especial para la primera parte del ascenso, porque se trata de un bosque húmedo. Allá nos vestimos como “una cebolla”, o sea, de acuerdo con la altura vamos poniéndonos ropa en capas. Ropa que seque rápido y conforme vamos ascendiendo nos ponemos, sobre la que llevamos, más ropa térmica.
“A 5 mil metros utilizamos ropa de dos capas y suéter de fibra sintética. Pero después de los 7.000 metros se usa un traje especial hecho con pluma de cuello de ganso. Yo utilizo ropa con plumas sintéticas porque me opongo al maltrato animal”.
¿Qué tipo de zapatos usan?
Se divide en dos partes: el trekking y la escalada. En el trekking o caminata de varios días usamos un calzado, en mi caso, que aguanten entre 700 y 900 kilómetros de vida útil. Yo soy un destructor de zapatos.
“En la escalada se llega al campo base y de ahí para arriba se utilizan botas especiales anti frío, para evitar congelaciones. Son botas más pesadas y duran menos (cinco o seis expediciones)”.
¿En qué tramos del ascenso se utiliza oxígeno?
En el campamento base, ubicado a 5.300 metros de altura, no se requiere oxígeno. El cuerpo tiene capacidad de adaptación. Se dura diez u 11 días. Se tiene oxígeno pero para emergencias. Después de 8.000 metros sí se usa oxígeno. Solo el 0.1% de los escaladores lo hacen [el ascenso] sin utilizar oxígeno.
¿Llevan medicamentos para en caso de enfermedades o emergencias y de qué tipo?
Básicamente llevamos un medicamento, que en Costa Rica hace unos años no había, entonces se consigue un botiquín con un tipo de dexametazona o diabox, que nos ayuda a prevenir enfermedades.
“Si alguien se enferma hay que bajarla de inmediato, si puede bajar por sus medios, perfecto, pero si no, es evacuado en helicóptero. Por eso llevamos un seguro que nos cubra en caso de evacuación en helicóptero y si tiene problemas de altura hay una cámara hiperbárica que ayuda a restablecer a la persona”.
¿Hay insectos molestos a esas alturas?
No. La vida de los animales es nula. No hay mosquitos, no hay arañas, no hay serpientes. En las partes bajas sí, incluso, hubo una epidemia de dengue ahora que estuve allá. En el campo base lo único que se encuentra son cuervos y algunos pájaros parecidos a nuestros come maíz.
¿Cuál es el peligro de los ojos, sobre todo por los rayos infrarojos o ultravioleta?
El tema de la vista es fundamental. Siempre tenemos que usar anteojos, lentes que repelen los rayos UV al máximo, porque es muy riesgoso en altura con el reflejo del sol en la nieve, le puede dar ceguera temporal. Protegerse es como una regla de oro.
«Recuerdo que cuando veníamos bajando del Éverest a un Sherpa [guía] le dio una ceguera temporal porque se retiró los anteojos por un rato y tuvimos que ayudarle a bajar».
¿Qué tipo de guantes se utilizan y cuál es el peligro de quitárselos?
Cuando uno sube a estas alturas el cuerpo lo que hace en forma automática es proteger las zonas de mayor peligro donde se encuentran los órganos principales. La cabeza y tronco. Lo que empieza el cuerpo a desconectar primero son las extremidades, pies y manos. Los guantes tienen diferentes capas que se utilizan según la altura. Es, además, muy importante la hidratación, para evitar que el cuerpo tenga un desbalance de minerales.
“No nos quitamos los guantes en ningún momento, porque se está a temperaturas de 40 grados bajo cero, entonces pondríamos en riesgo nuestras vidas. Yo siempre llevo guantes extra, por aquello que se me pierdan por algún motivo. En caso de emergencia hay que meter las manos en agua tibia porque los dedos se van poniendo de color negro con el frío y puede producirse una gangrena”.
¿Cómo hacen con las necesidades fisiológicas?
Partamos del hecho que no estamos en un lugar cómodo. Camino al Campo Base hay servicios sanitarios. Lo que hay es una tienda de campaña. Ahí, a ras de suelo hay un hueco entre las piedras y un tarro de cinco galones, donde hay una bolsa adentro y uno tiene que hacer sus necesidades. Dar del cuerpo. Para orinar es más fácil se hace en algún lugar al lado del camino.
“Pero de ahí hacia arriba, no existen servicios. Lo que nos dan es una bolsa plástica negra de basura, común y corriente, donde damos del cuerpo. Pero esa bolsa no se deja botada ahí. Tenemos que cerrarla y andar nuestro excremento con nosotros como un servicio sanitario ambulante, hasta regresar al Campamento Base”.
“Suena un poco desagradable, pero no hay ningún mal olor, como es tan frío todo se congela de inmediato y es como andar una piedra en la bolsa. Para nosotros suena complicado pero allá es normal”.
¿Ha llorado en determinado momento por las dificultades?
Soy honesto, nunca lloré. Yo gracias a Dios me preparé física y mentalmente, la experiencia de estar subiendo, me dio esa madurez. Saber que estaba ahí para disfrutar de esta montaña, lo que estaba viviendo para mi país y decir que sí se puede como seres humanos, como sociedad costarricense que puede lograr grandes cosas y hay que ponerle. Prepararse en forma adecuada y no claudicar.
“Ese proceso de vida me dio la capacidad para pararme en la cima del Everest. Ahí nunca lloré. Sí lo hice cuando en mi casa observé los videos y me solté a llorar porque me emociona más, porque es cuando uno cae en la realidad de lo que se ha logrado”.
¿Oraste mucho o te hincaste a implorar al Sumo Hacedor para que te diera fuerzas?
Aquí uno no tiene por qué hincársele y pedir fuerzas al creador, simplemente, si uno sabe que si Dios no está con uno, allá arriba no se llega. Uno no es nada contra Dios y contra la naturaleza que es parte de la creación. Solo el último día fueron, en mi caso, 16 horas entre subir y bajar.
“Ahí se tiene presente en vivo y en todo momento al Creador, es una energía increíble que te da el Creador y la montaña que es otro ser viviente con espíritu. En el Campo Base hay una ceremonia, que hacen los Sherpas, pidiéndole a la montaña protección”.
Warner Rojas, el tico quien portó la bandera de nuestro país, cuando conquistó el Éverest y sus 8.848 metros de altura, se prepara para regresar.
Lo intentará en el 2021 y ya inició su fase de preparación, escalando las montañas que le darán, de nuevo, la preparación para volver a poner nuestra bandera en el punto más alto del planeta.