Fútbol Nacional
Néstor Monge: Cuando el ‘morbo’ de las tarjetas amarillas le llega hasta su WhatsApp

«Se acabaron las espinilleras en Canadá», lee Néstor Monge en su teléfono y sonríe. Ya le da gracia. A sus 32 años, cuando estaba por partir a una de las ciudades más frías del mundo, recibía estos mensajes. Casado, sin hijos, con casa propia y ahorros, el volante agradece su carrera y no se considera malintencionado. Aún se pregunta por qué dejó de jugar en la ‘S’ cuando era titular. Tras su regreso a ‘PZ’, este martes volvió a recibir otra amarilla, «al final cargo esta cruz con orgullo», afirma.
Néstor Monge simplemente sonríe. Recién abre su WhatsApp y lee el mensaje que le envió un amigo del colegio a su teléfono, «se acabaron las espinilleras en Canadá».
Ya no se molesta. A sus 32 años, aprendió que a los ticos les encanta la chota y es mejor tomarse las cosas con humor.
De todos modos, confiesa que «todo le llega».
Por un mensaje de un amigo o de un familiar, siempre se entera de lo que se dice de él en las redes sociales, la mayoría de veces relacionado con su papel de ‘limero’.
«Me da risa, los ticos para la mofa somos muy buenos. Cuando el equipo de Canadá me anunció la gente solo escribía veneno», contó Monge, sincero y tranquilo.
Al final, su salida al balompié canadiense no se concretó, a causa de la pandemia, y optó por regresa a ‘su casa’, el Municipal de Pérez Zeledón.
A pesar de las dificultades del club en esta campaña, Monge juega con regularidad.
Este martes fue titular ante Sporting (victoria generaleña de 1 por 0) y fue sustituido en el medio tiempo justamente porque recibió una cartulina amarilla y el timonel Amarini Villatoro optó por no arriesgarse. Para Monge, esta historia se repite muy a menudo y él lo sabe, siempre juega al límite.
«Llegué a hablar con el cuarto árbitro y le dice al ‘profe’ que me saque (porque lo iba a expulsar). Y solo hice dos faltas, una que corto y otra acción de juego. Convivo con eso, hay gente que pega más que cualquiera. Me molesta porque me sacan de un partido que quería seguir jugando. Al final cargo esta cruz (de las amarillas) con orgullo», dijo Monge, trás el cotejo.
Ya no le molesta, aunque, quizás, le parece algo irónico. Unos años atrás, cuando recién se integraba a la Primera División, el técnico colombiano Carlos Restrepo lo obligó a cumplir funciones defensivas en el club generaleño.
Cuando era más joven, jugaba como mediapunta o a veces de delantero y no le gustaba marcar. Hoy, reconoce que en liga menor «se le acabaron los goles».
El volante recuperador aprendió el oficio de destruir y distribuir juego, una función que le ha permitido jugar en seis equipos, entre ellos Saprissa, Cartaginés. También en el fútbol de México con Potros y Cafetaleros.
La broma de las espinilleras surgió porque estuvo a punto de viajar a Canadá para enfilarse al Valour FC, un equipo asentado en Winnipeg, una ciudad poblada, con numerosos lagos y de las más frías del planeta (alcanza los -19 grados en invierno). A principios de enero, firmó con este equipo, para jugar en una liga de reciente creación, pero al final la alternativa no se concretó.
Monge, nacido en el barrio ‘El Pocito’ en Pérez Zeledón, nació con una pelota en los pies. Su hermano Fernando también jugó en Primera, al igual que su primo Juan Diego, todos generaleños de sangre.
Su madre es ama de casa y su papá se dedica al negocio de los camiones. Néstor está casado, pero aún no tiene hijos.
A estas alturas, confiesa que fue su pareja de vida la que le permitió tomar buenas decisiones económicas. Tiene casa propia y ahorros en su cuenta y espera que, cuando concluya su carrera, haya creado un capital.
Néstor no se queja. Se siente satisfecho con su carrera, aunque le habría gustado recibir más oportunidad en la Selección Nacional.
Ya fue campeón con Saprissa, pero todavía no se explica cómo pasó de ser titular, a acabar relegado en el equipo y pidiendo que lo traspasaran.
Aunque afirma que salió muy agradecido con el club, al punto de que puede llamar al presidente Juan Carlos Rojas y conversar sin problema alguno.
«Después de ser campeón, en el otro torneo no tuve mucha oportunidad y venía de ser regular. Yo mismo tomé la decisión de que si no iba a competir lealmente, prefería no seguir», explicó Monge.
Son interrogantes que quedarán abiertas, aunque asegura que durante su etapa en México dio la talla y por eso sigue recibiendo llamadas y ofertas.
Sobre las tarjetas y las faltas, tiene una posición clara.
«Me han sacado 11 rojas en toda mi carrera. Ni una por año, y juego en una posición en la que uno sabe lo que puede aportar. En el torneo pasado me cometieron dos faltas más de las que yo cometí», concluyó Monge.