Fútbol Nacional

Ingresó desde Nicaragua tres veces como ilegal, hasta que Migración le quitó el pasaporte.

Muy tarde a los 18 años jugó su primer partido en Linafa, pero como era indocumentado el árbitro no le permitió participar de manera oficial.

Esta es la historia repetida de muchos ciudadanos nicaragüenses quienes buscan una oportunidad en nuestro país y es la historia de vida de Byron Bonilla, contada por el propio exdelantero del Saprissa y hoy del Cartaginés, en el programa Visión del 10 de radio Columbia.

Primero que todo nunca jugó fútbol, si no hasta los 18 años.  En segundo lugar ingresó tres veces al país siempre indocumentado, hasta que Migración le retiró el pasaporte.  La tercera es la vencida.  Ingresó de nuevo cuando cumplió la mayoría de edad y fue cuando inició su carrera como futbolista, con el agravante que en el primer partido de Linafa, como no tenía documentos, no lo dejaron jugar.

“Soy nicaragüense, para nadie es un secreto, yo no jugaba fútbol, a los nueve años me vine para Costa Rica, mi madre me trajo ilegal, aquí estuve ilegal hasta los 17-18 años, siempre ilegal, salí más de dos veces del país hasta que no pude volver por problemas del pasaporte que tuvo mi mamá y entonces el mío me lo quitaron, también”, contó con total transparencia y sencillez Byron Bonilla.

“A la tercera vez que salí regresé a los 18 años, yo había empezado a jugar en Nicaragua fútbol sala con unos amigos allá y ya cuando llegué aquí es que empiezo a jugar a mis a los 18 años”, manifestó Bonilla.

Él mismo describe que no tenía nada que perder y a lo mejor podía ganar mucho intentando jugar en nuestro país.

“Me metí a jugar en Linafa, no tenía nada que perder y mucho que ganar, no tenía papeles en el primer equipo que jugué con el San Pablo FC, pero el mismo día que tenía que jugar el partido no me dejó el árbitro porque no tenía papeles”, indicó entre las risas de los conductores del exitoso programa visión del 10.

“Lo que son las cosas de la vida, ése mismo equipo que era nuestro rival, fue el que me ayudó a sacar los papeles y ya pude jugar en Linafa mi primer campeonato. 

Byron Bonilla cuenta una anécdota al principio de su carrera, cuando se atrevió a  “mejenguear” con los compañeros del barrio y los mismos jugadores más experimentados decían con franqueza que él no servía para nada, que era un desperdicio de tiempo llevarlo a jugar (risas).

“Qué rico hacer ese equipo otra vez y poder decirle lo mismo a ellos, los que me mal recomendaban (risas), pero no, no, uno no es así, no lo haría para cerrarles la boca, pero sí lo haría para demostrarme a mí mismo, una vez más, que sí puedo”, contó con sinceridad el nuevo puntero izquierdo Brumoso.

“A la mamá de mi hija le debo que me haya ayudado a ordenarme.  Yo no tenía para comprar ni un par de tacos y ella me compró los primeros.  Me regaló unos para jugar en cancha sintética y yo solo jugaba en canchas abiertas (risas)…yo me acuerdo que terminé de usar esos tacos y los guardé como dos años, los limpiaba pero no quería soltarlos por el recuerdo que me traían”, recordó con nostalgia.

Sin embargo, la vida le tenía nuevas dificultades a Byron Bonilla, pues a los 20 años dejó el fútbol.  “Me metí a trabajar porque se me complicó económicamente, hasta que Junior Barquero quien me ayuda en la representación y Jesús Quesada el dueño del Sporting en ése momento, me dieron una mano para retornar al fútbol”.

Byron Bonilla, jugador del Cartaginés,  es la historia viva del esfuerzo y el talento que brotó tarde.  De la mano del técnico Randall Rowe fue titular en el Sporting y por medio de Vladimir Quesada quien le recomendó cuando dirigía a Saprissa, la llave que le abrió las puertas moradas, donde alcanzó el campeonato de Clausura 2020.

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