Baldazos

Lo peor y lo mejor de Costa Rica en la Copa Oro 2017

Se terminó el suplicio costarricense en la Copa Oro, momento justo para sacar las conclusiones de un torneo en el que la “Sele”, paradójicamente, fue de menos a más (pese a comenzar ganando y terminar perdiendo).

La estadística dirá que Costa Rica le ganó por primera vez a Honduras en Copa Oro. Y no miente, pero oculta lo mal que jugó la Tricolor, como suele sucederle cada vez que Óscar Ramírez intenta su sistema con un solo volante de contención, según él, dizque para atacar más. Pero no. La zaga fue un colador por donde los catrachos se colaron cuanto quisieron, y de no ser por “Saint” Patrick Pemberton, no solo se pudo haber perdido, sino hasta por goleada. Y no se produjo mucho ataque que digamos. Afortunadamente, Wallace tuvo una inspiración por izquierda y Marco Ureña logró liquidar. Ah, y ese baile se lo dio una «H» maltrecha, que no anota ni debajo de un arcoiris, en crisis y buscando candidatos para reemplazar a Jorge Luis Pinto.

Contra Canadá no se sufrió tanto asedio, mas no porque la selección por fin dominara ese mamarracho de sistema con un solo volante marcador (Bryan Ruiz y Rodney Wallace, por más que lo intenten, son jugadores de perfil ofensivo y no le dieron suficiente respaldo a David Guzmán). Sí atacó más, pero porque los canadienses siguen siendo el equipo ultradefensivo que se atrinchera y espera algo con lo poquito que tienen arriba. Ah, y a esa bola de troncos les alcanzó para sacar un 1 a 1 sonrojante para Costa Rica.

Por fin, con dos marcadores, ante Guayana Francesa algo se mejoró en zaga, pero la creación daba lástima hasta que Guzmán tuvo la viveza de provocar al mejor rival, Ludovic Baal, a quien expulsaron y, entonces sí, en los últimos 11 minutos los galos se derritieron de calor y ya no pudieron resistir los embates ticos de los recién ingresados, fresquititicos, Wallace y Ureña. Ah, y eso que no jugó Florent Malouda, el as que traían los del Cono Sur.

Vendrían las pruebas de fuego, contra rivales de más peso, los aspirantes a clasificar al mundial en Rusia, Panamá (en cuartos) y en semifinal el dueño de la bola y eterno local organizador de las Copas Oro (Estados Unidos).

Sí se mejoró. Muchísimo. Frente a los canaleros, Costa Rica se defendió bien, les cortó las alas y tuvo paciencia, comenzó a generar en la segunda parte, fue creando oportunidades, haciendo méritos para anotar y, por fin, lo consiguió por la vía inesperada: un autogol. Avanzó merecidamente.

Y, vaya paradoja, su mejor juego fue el que perdió, 2 a 0, ante Estados Unidos, porque se lió en un pulso parejo contra el mejor equipo, pletórico de figuras y, como siempre en este certamen arreglado para que avancen los anfitriones, de local. Iba 0 a 0 en un duelo de pocas llegadas de ambos equipos, bajo control, en el que marcaría diferencia el acierto de uno y la falta de puntería del otro. Y, en efecto, Ureña no fue capaz de vulnerar al muro Tim Howard, y en cambio Jozy Altidore sí consiguió batir a Pemberton en una jugada parecida, un minuto después.

Luego, circunstancialmente, Clint Dempsey (autor de magistrales jugada y pase para el 1 a 0), marcaría el segundo porque Randall Azofeifa brincó atolondradamente en la barrera y dejó pasar un balón que se hizo imposible para Patrick. Pero, reiteramos, el partido fue parejo, bien jugado por ambos, a un ritmo intenso. Solo que Costa Rica se presentó con pocos titulares y Estados Unidos con muchos.

La “Sele” dio digna batalla aún sin tener en cancha a Keylor Navas, Christian Gamboa, Óscar Duarte, Bryan Oviedo, Celso Borges, Christian Bolaños, Rodney Wallace, Joel Campbell ni Johan Venegas, mientras que Estados Unidos jugó prácticamente entero, salvo por el niño maravilla Pulisic. Entonces, da pie para pensar que en la hexagonal hay con qué aspirar a un buen resultado el próximo 1ero. de setiembre en Nueva Jersey.

Dentro de las conclusiones tácticas, queda la certeza de que Costa Rica tiene que jugar, sí o sí, con dos contenciones, no por extremar la defensa, sino para conseguir el equilibrio, mientras que, en lo individual, se confirmó la calidad de Pemberton como suplente de lujo, la polifuncionalidad de Calvo, que Salvatierra apeniticas cumple en zaga (vuelve la mula al trigo: ¿por qué no llevó a Heiner Mora?), que Guzmán debe ser el titular en lugar de Azofeifa, lo mismo que Wallace en la función de Johan Venegas, y que Bryan Ruiz sigue siendo el mejor jugador de campo del país, sobrado, no solo por lo que juega, sino por lo que lo respetan (y temen) los rivales.

Lo malo, la plaga de lesiones (Matarrita, Oviedo, Gamboa, Venegas, Campbell y Rodríguez), a la espera de que la mayoría esté bien para los próximos duelos de eliminatoria, ante EE.UU. de visita y México en casa.

La gran interrogante, ¿valía la pena exponer a piezas claves, no solo a golpes, sino al cansancio por no disfrutar de más vacaciones antes del cierre de la hexagonal? Yo sigo creyendo y creeré que no.

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