Baldazos

Candidato Alvarado: Bájele al fanatismo, por favor

Señor Alvarado, los electores serios no queremos caer en las lagunas hepáticas en las que se revuelcan sus seguidores contra los partidarios de su rival, el señor Alvarado.

Nosotros queremos información útil para decidir entre ustedes dos, Dios quiera bajo el siguiente formato: Qué propone, cuánto costaría, cómo lo conseguiría y a quiénes beneficiaría.

En deportes y recreación, por ejemplo, nuestros lectores quieren conocer a fondo sus programas en materias como infraestructura deportiva, promoción de la actividad física como fuente de salud y prevención de enfermedades, así como la inversión en detección de talentos para el alto rendimiento.

Yo me sigo preguntando cómo demonios recibí Educación Física toda la primaria y toda la secundaria escuchando la siguiente instrucción de los profesores, una semana sí y la otra también: «Los varones, cojan la bola y armen una mejenga; las chicas, tomen una suiza y brinquen o hablen entre ustedes». Y parece que no soy solo yo, porque conciudadanos de todas las edades me cuentan historias parecidas.

Cómo añoro que se implemente en todo el país un verdadero plan de detección de talentos desde la tierna infancia, en el que la fuerza laboral del MEP ponga a los chiquitos a realizar una serie de ejercicios específicos, divertidos, pero esclarecedores, que les permitan descubrir a las futuras «Claudias Poll» o «Andreys Amador».

«Oh, esa niña es muy flexible, mandémosla a la Academia Nacional de Gimnasia» o «mirá, ese carajillo sí que lanza lejos la bola, enviémoslo a los campamentos de béisbol».

A lo mejor, usted, amiga que lee esta columna, tenía todas las condiciones para ser una tenista de élite, pero nunca lo descubrió por estar saltando una cuerda; o usted, caballero, pudo ser un Mike Tyson mejorado, pero lo único que hicieron fue darle una bolilla para que le diera de patadas.

Y, si no se convierte en súper estrella, no importa, porque en el camino le inculcaron de forma transversal el gusto por el deporte y la correcta nutrición.

Señor Alvarado, convénzanos. Si le parece este «qué», díganos «cómo» lo haría y «cuánto» costaría (ya sabemos que nos beneficiaría a todos). Es solo un ejemplo. Lo que necesitamos es un debate serio y concreto sobre ésto, economía, seguridad, infraestructura, derechos humanos, educación, etc.

Entonces, señor Alvarado, si consigue bajarles el tono fanático a sus seguidores, que están liados en las redes (anti) sociales en una guerra fratricida (alvaradistas vs. alvaradistas), no solo demostrará liderazgo, apuntándose un «check» hacia la presidencia, sino que elevará la discusión hacia donde tiene que estar: ¿Quién está mejor preparado para gobernar? ¿Alvarado o Alvarado?

Así que, estimado señor Alvarado (cualquiera de los dos), no peque por omisión. Si no les llama la atención a sus seguidores, recuerde que quien calla, otorga y, por tanto, es como si cada insulto fuera sellado con su propia rúbrica. Por favor, bájele al fanatismo de algunos de sus correligionarios.

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