Fútbol Nacional
Clubes grandes prefieren españoles de bajo perfil que ticos multicampeones
Saprissa eligió a un técnico que, en la mayoría de su carrera, dirigió en la Segunda B de España (tercera categoría). La Liga, en cambio, apostó por ‘estrenar’ a un timonel en su proyecto. Apuesta de los equipos tradicionales evalúa poco los títulos ganados.
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La contratación del técnico Iñaki Alonso golpea con dureza a los entrenadores costarricenses, pues Saprissa se convierte en el segundo club grande del país en apostar por un entrenador español, sin valorar sus galardones en el banquillo.
Alonso, de 53 años, dirigió durante la mayoría de su carrera en equipos de la Segunda B, lo equivalente a una tercera división en España.
Sus principales atestados los consiguió justamente en estas categorías, cuando ascendió al Real Murcia y al Real Unión a la Segunda División.
En cambio, redondeó estancias muy cortas durante la mayoría de su carrera.
Del 2003 al 2021 acumuló 12 equipos; Saprissa es el número 13. El club morado optó por firmarlo únicamente por seis meses.
Según la prensa española, el nombre del técnico salió a relucir en la temporada 2008, cuando eliminó al Real Madrid en una fase previa de la Copa del Rey, en aquel momento con el Real Unión de Bilbao.
En el caso del entrenador de Alajuelense, Albert Rudé, asumió a Alajuelense en esta campaña, en su primera experiencia como técnico principal.
https://www.youtube.com/watch?v=ElTov2YaVeo
Antes fue analista de videos del propio club rojinegro y asistente técnico del entrenador charrúa Diego Alonso en Pachuca, Monterrey e Inter Miami (MLS).
La Liga le permitió a Rudé debutar como estratega principal de un club.
En ambos nombramientos, hubo una injerencia directa de los gerentes deportivos, también españoles, Ángel Catalina (Saprissa) y Agustín Lleida (Alajuelense), quienes meses atrás también fortalecieron sus fuerzas básicas con distintos técnicos españoles, como parte de la reestructuración de estos equipos.
Contrario a los estrategas, el currículum de los directores deportivos era bastante grueso antes de asumir sus puestos en Costa Rica.
En el caso de Lleida, destacó en el área física del Pachuca azteca, en donde se hizo un nombre y resaltó por sus títulos académicos (tiene cuatro maestrías) y su forma de trabajo. Es decir, su perfil ya era alto antes de llegar al país.
Catalina, en cambio, fue coordinador deportivo del Real Betis y también laboró en puestos importantes en el Valladolid y el Almería, todos equipos con tradición, principalmente los sevillanos.
Ciertamente, los clubes aceptaron la recomendación de los gerentes, que optan por elegir a los entrenadores con base en otros atributos más allá de los títulos conseguidos en los banquillos.
Por ejemplo, su preparación académica y metodología de entrenamiento.
Quizás, la interrogante más evidente es: ¿había entrenadores costarricenses disponibles con más cartel que los españoles elegidos por la Liga y la ‘S’?
Aún cuando pueden saltar a la palestra múltiples nombres, llama la atención el caso de Hernán Medford, campeón con Saprissa y Herediano en Costa Rica y con títulos en Guatemala y Honduras.
También dirigió a dos selecciones, Costa Rica y Honduras, y a otros equipos como Cartaginés y Liberia. Es decir, su currículo es amplio y ganador, pero su nombre no fue suficiente para ni siquiera ser un candidato serio para estos clubes.
