A muchos los trajeron como parte de una planilla agresiva para el Centenario. A algunos los extrañan poco o nada.
Todo empezó bajo el inicio de la administración de Fernando Ocampo. La contratación del español Benito Floro en 2017 llegó como preparación a un Centenario en el que el club debía ser competitivo para acabar con la sequía de títulos.
Floro no tuvo una planilla relevante y con él los resultados tampoco lo acompañaron. Con su salida y la dirección de hombres de la casa como Wílmer López o Luis Diego Arnáez, sí llegaron refuerzos de renombre.
Primer fue la legión catracha: Luis Garrido, Alex López y Róger Rojas, a quienes meses después se les unió Henry Figueroa. Entre problemas disciplinarios y resultados no esperados, de ellos únicamente queda López en el equipo al cabo de los últimos 8 meses. Con su salida, Alajuelense también se quitó una carga salarial importante.
La portería también tuvo sus movimientos. El equipo movió el mercado el 31 de diciembre de 2018 al fichar a Esteban Alvarado, quien luego de un mes y sin debutar, decidió irse del equipo bajo la dirección técnica de Hernán Torres.
La partida de Alvarado trajo consecuencias. El llamado a darle jerarquía al marco manudo era el emblema de otras épocas Patrick Pemberton, a quien al cabo del semestre el Gerente Deportivo Agustín Lleida le advirtió públicamente que no le renovarían más el contrato, o bien, le abrían las puertas para buscar otro destino.
El último caso es el de Marcos Ureña, a quien los manudos le abrieron la puerta para tomar una oferta de Corea del Sur, casualmente una semana después de que al jugador lo multaron con el 50% de su salario por aparecer en una fiesta de manera pública.
Los manudos han reconocido igualmente un ahorro salarial importante con la salida de varias de estas figuras.
