Don Benito, yo no compro espejitos
Decir que Alajuelense dominó el partido contra Olimpia no admite otro calificativo más que disparate.
Que la Liga tuviera más posesión de bola e igual cantidad de tiros no significa que dominase. Tener el esférico por tenerlo, sin profundizar, es como no tenerlo. Y rematar solo cuatro veces por dentro en diez intentos, y que de esas cuatro llegadas solo una haya sido realmente peligrosa, tampoco es sinónimo de dominio. Todo lo contrario.
En cambio, Olimpia anotó dos goles rápido, estrelló un balón en el tubo en la primera parte, y en la segunda hizo que la mejor figura liguista de la complementaria fuera Mauricio Vargas, el portero, con al menos tres intervenciones de mérito.
Entonces, ¿quién dominó? Al contrario de lo sostenido por el DT manudo, el español Benito Floro, sobre que la Liga dominó el partido y merecía al menos el empate, bien podría asegurarse que Alajuelense más bien se salvó de un marcador más amplio que ese 2 a 0 que lo deja con vida. En una situación difícil, en cuidados intensivos, pero con vida.
Como el gol de visitante sirve de criterio de desempate, de cara al choque de vuelta, el próximo jueves en el Estadio Nacional, Alajuelense tendrá que salir a buscar los goles, pero tendrá que cuidarse al extremo de no recibir otro más… porque un solo golcito de los catrachos le obligaría a marcar cuatro.
Pero volvamos al primer cotejo. Dijo Benito Floro: «Si el Olimpia es uno de los equipos clásicos de la Champions de Concacaf y nosotros vamos con la ausencia de cuatro futobolistas de corte defensivo y de lucha (Pemberton, Salvatierra, Sequeira y Gutiérrez), y vamos con todo lo que tenemos que llevar para luchar y presentar cara, dominamos y ellos tienen acierto en dos acciones esporádicas y nosotros no, ¿qué se le puede pedir al equipo?, ¿que finalice las jugadas?», se preguntó el español… y acá le respondemos que ¡sí! Diay, ¡pero si de eso se trata el fútbol! El problema fue que la Liga tuvo 55% de posesión, pero escasas llegadas. De real peligro, solo una, de McDonald, que rebotó de pecho el portero Escober.
La verdad es que Olimpia cedió terreno y balón a propósito, lo cual es marca registrada de su técnico, el colombiano Carlos Restrepo, especialista en estructurar juego largo con criterio: eso que llaman contragolpe.
Y hay que olvidarse de la táctica fija, otro de los sellos del «Piscis», que la Liga no supo descifrar. Por esas vías cayeron los dos goles, en dos acciones que debió defender mejor Alajuelense (por más que haya habido fuera de lugar en el primer tanto).
Y, sí, el árbitro guatemalteco, Mario Escobar, influyó con patéticas decisiones contra los ticos, pero que eso no sirva para nublar el análisis: Olimpia jugó mejor, dominó tácticamente y en lo futbolístico se mereció la victoria. No, don Benito, yo no compro espejitos.